6:30 a.m. Suena el despertador y comienza la tortura. Lentamente, con mucho frío comenzar a levantarse de la calentita y suave cama, cambiarse y salir al colegio. Creo que es lo más odioso entrar al instituto y ver que todos están felices mientras uno esta de mal humor.
8:30 a.m. Depende el día, la materia y el docente que esté presente, los chicos se calman o empeora la situación siendo muy irritante. Pero bueno, por suerte ya llega el recreo y salgo de esta pocilga de grado por un rato.
9:30 a.m. Al fin 20 minutos de libertad con amigos de otros cursos, riéndonos de cualquier cosa y maltratar a Rocco.
9:50 a.m. Se acaba la gloria y hay que volver a la jaula. Otra vez soportar dos interminables horas de información sin incentivo alguno, mientras que en mi cabeza pienso lo que voy a comer o hacer el fin de semana. Mi mente acostumbra a volar en lugares que no me gustan.
Casualmente a las 14:30 hs se termina el castigo, salgo a la calle, respiro profundamente y vuelvo a vivir… Aunque al otro día retomo la rutina carcelera.
![](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_vAjI6f1amoC-C80iqc51v3-Qjg5YHkzasqj_I5bz7fW-A3hTN-TnUxSRG2XhAjxZvT3cDTLNG1v38vhLO7Kqlbm7YogTLPJQrun1-Vbmp13EmSgoLRevYbNGut1Gw9WNaCtIA=s0-d)
Autor: Federico Vanegas
Editor: Sol Cowes
No hay comentarios:
Publicar un comentario