martes, 24 de agosto de 2010

Mundial '78: La historia paralela.

    El mundial era perfecto para tapar la desaparición de la gente. Todo era cuestión del Estado. Mientras se festejaba la victoria de 

Argentina, miles de personas eran torturadas y asesinadas.

    Estela Carlotto, presidenta de las abuelas de Plaza de Mayo, contó que su hija Laura (detenida) estaba embarazada y que un día se encontró con alguien que ella le había mandado diciendo que su nieto había nacido y que lo bautizara con el nombre de su padre, Guido. Estela Carlotto, nunca pudo encontrarlo, pero si le entregaron el cuerpo de su hija Laura.
  
    Al igual que la historia de esta mujer, hay miles.

    Como ya se sabe en el `78 estaba el mundial; el principal Centro Clandestino de detención, La ESMA, se encontraba  a solo 10 cuadras de la Cancha de River Plate, donde este se jugaba. Los sobrevivientes contaban que cada vez que Argentina metía un gol, se escuchaban los gritos de los hinchas. En esos momentos, ellos pensaban que nadie estaba enterado de lo que verdaderamente sucedía, todos estaban pendientes de ver si Argentina ganaba o no. Por momentos ellos también gritaban los goles y olvidaban, por un rato, la realidad en que se encontraban.

    Acosta, jefe de este centro, mandaba a algunos prisioneros a “festejar” la victoria de Argentina. Una de esas tantas personas, contó que los llevaban en autos descapotables. Ella  se imaginaba que si decía que era una desaparecida, nadie le iba a prestar atención.

   Los sobrevivientes contaron que en el altillo del Centro Clandestino, había una “pecera” para tortura, donde obligaban a las personas a trabajar e investigar lo que se decía de Argentina en el exterior.

   Uno de ellos era periodista, entonces, custodiado por unos militares, fue a la prensa del mundial para hablar con el director técnico, ya que él debía decir que la situación en el país era buena.

   Uno de los jugadores tenía un hermano, que estaba desaparecido. Una noche entraron a su casa, obligando a su madre a tejer y exigiéndole dinero. La mujer se lo dio con la esperanza de que su hijo apareciera; 13 años después se enteran que fue asesinado.

    Los jugadores sintieron que estaban siendo usados políticamente.
 El director técnico adhirió, él en esos momentos, era un afiliado al partido comunista. Sorpresivamente el mundial le sirvió de escudo para que su vida no corriera peligro.




Periodista: Florencia Castro Lepere
Editora: Camila Ivanovich

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